En la antigüedad el Tabernáculo (templo) de Israel estaba dividido en dos habitaciones por un espeso velo de tela azul, púrpura y escarlata, y lino fino. En el Lugar Santo se encontraba el altar del incienso, el candelero, y la mesa del pan de la proposición. En el segundo cuarto, el Lugar Santísimo cubierto por un velo estaban el Arca del Pacto y el Propiciatorio, que era una tapa de oro sólido colocado en la parte superior del Arca. La siguiente imagen nos ayuda a darnos una idea.

Detrás del velo en el lugar Santísimo estaba el Arca del Pacto, el símbolo de la presencia divina, la Gloria, la Shekinah (la presencia o morada de Dios) brillando sobre el propiciatorio (tapa del arca o del cofre), y entre las figuras de los querubines.
El propósito del velo era para ocultar e impedir la entrada de todos a la presencia simbólica de Dios, excepto el Sumo Sacerdote que podía entrar en el Lugar Santísimo, y sólo una vez al año: en el día de la Expiación. Además al entrar a este lugar el Sacerdote debía entrar amarrado con una soga, porque si hacia algo indebido, podía morir en la ceremonia ofrecida a Dios. También nunca podía entrar sin la sangre de los animales sacrificados, esa sangre más adelante seria reemplazada por la sangre de Jesús.
El Sumo Sacerdote no entraba en si hasta el lugar Santísimo sino que se quedaba detrás del velo, realizando la ceremonia donde tenía comunión con Dios.
¡Pasa, no te quedes en la puerta…!
En el sistema sacerdotal de la época del antiguo testamento, no era fácil tener acceso a la presencia de Dios, porque el pecado y las malas decisiones de las personas habían creado una barrera, pero cuando el Señor Jesús murió en la cruz, el velo en el templo se rasgó de arriba a abajo para que ahora tengas un acceso total a la presencia de Dios y puedas tener una relación profunda, de corazón a corazón, con el Dios vivo.
Es una gran privilegio del cual disponemos, ¡entra sin miedo hoy ante la Presencia de Dios! No te quedes a las puertas, conformándote quizá con unas oraciones superficiales. ¡Preséntate delante de la Presencia de Dios, y deja que su amor y su poder llenen tu vida en este día!
Recuerda ¡Eres un Milagro! Eres un hijo/a amado/a, y como tal, tienes una invitación para presentarte hoy ante tu Papá Celestial. ¡No le hagas esperar! =)